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Especulando sobre la actividad subconsciente

Las notas que siguen constituyen una descripción breve y osada, pero no infundada, de lo que, en trazos extraordinariamente simplificadores, puede tal vez ocurrir en nuestra mente cuando se enfrasca con un problema de cualquier tipo y llega a tener una de esas vivencias que denominamos inspiración. Esta descripción ordenada tiene una finalidad práctica, pues la utilizaremos en la sección siguiente con el objeto de tratar de ver cómo podemos propiciar eficazmente la ayuda de la actividad subconsciente en nuestro enfrentamiento creativo con problemas.



1) El mecanismo mental de nuestro pensamiento tiene muchos elementos con distintas funciones, unos de almacenamiento de información, otros de organización y procesamiento de información, que, más o menos, pueden trabajar independientemente.

2) Existe un mecanismo de supervisión que puede atender a la actividad coordinada de unos cuantos de esos procesadores de modo más o menos enfocado, al tiempo que percibe de modo más difuso la actividad de otros. Hay algunos que de ordinario escapan a la percepción y desde luego al control del mecanismo supervisor.

3) Este supervisor es el portador de la conciencia refleja del individuo y de la facultad de autodirigirse hacia uno u otro punto de su campo de control a fin de coordinar las informaciones que recibe de los diferentes elementos y someter el resultado de esta coordinación a posteriores procesamientos.

4) Mediante intervención neuroquímica o a través de técnicas de entrenamiento es posible neutralizar la acción del supervisor, de modo que la actividad de los diferentes elementos continúe sin su influencia. Las interconexiones entre estos elementos siguen sin embargo abiertas, de modo que la información que cada uno contiene en sus diversas formas de procesamiento puede actuar sobre la que otros elementos poseen.

5) Mediante un cierto esfuerzo continuado, el supervisor puede poner en actividad muchos de los elementos del sistema con una dirección de búsqueda común. Es decir, el mecanismo supervisor trata de que cada unidad aporte lo que en ella pueda haber de pertinente en lo que se refiere a información o estructuras de procesamiento que tenga que ver con una cierta situación-problema. Una gran parte del mecanismo cognoscitivo está entonces en actividad y en tensión interactiva de manera que cada elemento pueda captar y procesar lo que los otros puedan ofrecerle.

6) Esta situación puede dar lugar a un engarzamiento de las distintas informaciones que proporcionan los diferentes elementos del sistema, lo que constituye una aportación hacia la solución del problema propuesto.

7) Puede suceder que, incluso después de mucho tiempo y esfuerzo invertidos por el sistema, esta solución no aparezca. El supervisor cesa en su esfuerzo controlador, pero las diferentes unidades del mecanismo cognoscitivo continúan en tensión con las pautas de búsqueda que se les ha proporcionado.

8) Puesto que las conexiones entre los diferentes elementos de almacenamiento de información y de procesamiento permanecen abiertas y las interacciones entre ellos siguen produciéndose puede suceder que de esta actividad no controlada directamente por el supervisor, que tiene ahora su enfoque dirigido hacia otras tareas, surjan estructuras que parezcan resolver la situación-problema inicialmente propuesta.

9) El supervisor, mediante su atención difusa sobre las diferentes unidades del sistema, puede percibir la presencia de tal constelación de informaciones y ser atraído por ella. Entonces se percata de su valor, tal vez por su belleza, enfoca la atención de los diversos elementos sobre ella y la evalúa con más precisión.

10) O bien tales estructuras combinadas de información permanecen almacenadas en el sistema, no percibidas de momento por el supervisor. Sólo cuando éste decide, posiblemente tras mucho tiempo, volver a realizar un nuevo esfuerzo hacia la resolución del problema poniendo en actividad los diferentes elementos bajo su control, esta constelación útil aparece como saliendo de la nada, como el destello súbito de un relámpago.



 

Desde el punto de vista tradicional de las cuatro fases del acto creativo descritas por Wallas, preparación, incubación, iluminación y verificación, y que de un modo u otro son reconocidas universalmente, es claro que la preparación corresponde a lo que se indica en 5, la incubación viene descrita en 7 y 8, y la iluminación aparece directamente sin incubación, en 6, o bien, tras una incubación, en 9 y 10. La verificación es el esfuerzo controlado posterior señalado también en 9.