APÉNDICE

El retrato heuristico


 


LAS VENTAJAS DE CONOCERSE A SÍ MISMO

Conocerse a fondo a sí mismo es uno de los ideales constantemente inculcados por los filósofos de todos los tiempos. Y no sin razón. Desde el punto de vista que aquí nos ocupa, el conocerme a mí mismo con rigor me proporciona ante todo la posibilidad de utilizar mis propios recursos de la forma más eficaz posible, con la consiguiente satisfacción por el sano ejercicio de mi propia capacidad y porque con ello alcanzaré con seguridad un rendimiento más pleno.

Conocerse a sí mismo con sobriedad es un ejercicio dificil, pero no tiene por qué ser penoso ni acomplejante si no nos dejamos llevar por el pesimismo que nos conduzca a clavar nuestra mirada en nuestros propios defectos y en las proezas que nos parece observar en otros a nuestro alrededor, con una visión totalmente deformadora. Todos los hombres, por el solo hecho de saber que conocemos y por nuestra capacidad de expresarnos en palabras, estamos ya colocados en una meseta a tal altura que las diferencias que existen entre nosotros resultan de muy poca significación. Cada uno de nosotros podemos pensar que somos débiles como un junco, pero «un junco que piensa» y ya por ello portador de una inmensa grandeza.

Si me conozco a fondo a mí mismo en lo que se refiere a mi capacidad para resolver problemas, sabré cuáles son mis puntos fuertes, aquellas destrezas en las que manifiesto un cierto gusto especial y una señalada capacidad. Esto me proporcionará una pista sobre el tipo de problemas y de actividad heurística en que puedo ocuparme con más confianza y probablemente con más éxito. Y al mismo tiempo sabré en qué puedo ayudar a otros con más eficacia.

Conociéndome con objetividad sabré también de mis defectos, seré capaz de disolver posibles engaños sobre mí mismo y estaré atento a cualquier posibilidad de fallo importante a que mis puntos débiles puedan conducirme. Por otra parte, de este modo, si sé cuáles son mis carencias, podré poner mis manos a la obra con afán para subsanarlas, estando atento a ellas y observando con interés la actividad de quienes pueden enseñarme a proceder más adecuadamente.

Después de los capítulos dedicados a estudiar los posibles bloqueos mentales, las estrategias de pensamiento, el tipo de conocimiento útil en la resolución de problemas, la actividad subconsciente... ya sabemos algo sobre cómo puede ser la mente humana en su actividad heurística. El camino está bastante allanado para que tratemos de averiguar explícitamente cuáles son los rasgos más característico de nuestra propia capacidad heurística. Por otra parte la realización de nuestro autorretrato heurístico nos capacitará también para ayudar a otras personas a realizar el suyo propio, con las consiguientes ventajas que ello pueda aportar de cara al autoconocimiento.
 

ELEMENTOS PARA UN RETRATO HEURSTICO

El mejor método para conseguir un autorretrato heurístico suficientemente fíel en lo que se refiere al funcionamiento concreto de nuestras capacidades de resolución de problemas consiste, a mi parecer, en el examen detenido de un buen número de protocolos de resolución de problemas suficientemente variados, comparándolos, si es posible, con los realizados por otras personas. De esta forma pueden quedar patentes los rasgos característicos de cada uno.

Los trazos globales de la propia estructura heurística se pueden detectar mediante un autoexamen pormenorizado sobre los diversos aspectos que influyen en nuestros procesos mentales en la resolución de problemas. Este examen constituye una tarea muy personal y nada sencilla, pero tal vez pueda resultar facilitada mediante la lista de aspectos a considerar que presento a continuación de forma orientativa.

A) Aspectos externos

¿Cuál es el tiempo para mí más propicio para cada uno de los diversos tipos de actividad mental? Yo, por mi parte, prefiero la mañana para pensar por mi cuenta, la tarde me resulta buena para estudiar y documentarme, la noche me resulta inútil para cualquiera de estas dos cosas. Por supuesto, las preferencias de otros son justamente las opuestas.

¿Qué es lo que favorece en mí la concentración? El silencio, la paz, la tranquilidad, la música (¿qué música?), estar lejos, viajar, contemplar el paisaje, pasear..., ¿o tal vez todo lo contrario? Uno de mis grandes profesores, Germán Ancochea, se iba al café a hacer matemáticas entre el humo y el jaleo.

¿Qué es lo que más me dispersa? Teléfono, chismes, interrupciones,...

¿Qué postura física me resulta más estimulante? Sentado, de pie, echado, paseando, corriendo, dentro del baño...

¿Necesito dormir mucho, poco? Mi sueño, mi ensueño, ¿me resultan de alguna ayuda para la resolución de problemas?

¿Hay alguna actividad específica que favorezca en mí la incubación fructuosa de los problemas de que me ocupo?

¿Tienen algo en común las circunstancias en que me parece recibir la inspiración?

B) Aspectos afectivos

Ante la tarea de resolución de problemas, ¿cuál es mi actitud afectiva inicial? ¿Gusto, disgusto, miedo, angustia, repugnancia, tranquilidad, diversión, indiferencia, prisa, confianza, desaliento ... ?

¿Qué busco en mi tarea de resolución de problemas? ¿Entretenimiento, ejercicio, cumplimiento de un deber, satisfacción de mi curiosidad, autosuperación, preparación más eficaz...?

¿Me cuesta ponerme en marcha? ¿Ante qué tareas?

¿Soy de esfuerzos prolongados? ¿Mantengo vivo el interés por un problema por largo tiempo?

¿Me canso y me aburro fácilmente o soy capaz de sacrificios y esfuerzos costosos?

¿Soy de intensos altibajos? ¿Fases cíclicas de entusiasmo y repugnancia por el trabajo? ¿Conozco la causa?

Mi estado de ánimo respecto del trabajo ¿es fácilmente influenciable? ¿Tiempo, presión atmosférica, estómago vacío, lleno, mañana, tarde, noche.

¿Cuáles son mis ritmos?

¿Inclinado al desaliento o más bien constante y pertinaz?

En el trabajo, ¿qué me produce más placer: pensar autónomo, observar, mirar lo que hacen los otros, explorar, contemplar, repetir, repasar, asegurarme, contemplar, no trabajar? ¿Qué es lo que más me cuesta?

¿Siento gusto en iniciar caminos, hastío en proseguirlos, o al revés?

¿Tengo gusto en juzgar y hacer de crítico, disgusto en la propia acción o al revés?

¿Cómo me debo catalogar en cuanto a mis tendencias: impulsivo, apresurado, sereno, pausado, optimista, pesimista ... ?

El fracaso, ¿me hunde o trato de aprender con él?

¿Qué miedos, ansiedades, repugnancias, suelo experimentar en el transcurso del proceso? Por ejemplo, ¿miedo a examinar a fondo mis conjeturas?, ¿repugnancia ante la tarea de «poner en limpio»?

¿Llego hasta el fin o fácilmente dejo las cosas a medias, un poco chapuceramente? ¿Soy perfeccionista?

¿Tolero bien la crítica? ¿La busco? ¿Me cae gordo fácilmente quien la formula?

¿Me gusta el trabajo en equipo? ¿Me adapto bien? ¿O me gusta más bien trabajar por mi cuenta?

¿Me apetece discutir sobre mis temas de trabajo?

C) Aspectos cognoscitivos

¿Qué tipos de materias, trabajos, formas de pensar, me resultan más connaturales? ¿Curiosidad?¿Me intereso por temas ajenos a mi campo? ¿Leo a gusto? ¿En abundancia? ¿Siento atracción por lo que desconozco?

La fase de documentación y almacenamiento de información, ¿me resulta costosa, antipática, o es lo que hago más a gusto?

¿Tiendo a la profundidad o a la amplitud?

¿Tengo gusto por la reflexión?

¿Me gusta concentrarme en una sola cosa o trabajar en varias simultáneamente?

¿Tengo facilidad para la concentración y me defiendo fácilmente de distracciones?

¿Qué tal memoria tengo? ¿Qué tipo de memoria es la mía: visual, analítica, simbólica, relacional?

¿Tengo facilidad para percibir, imaginar, visualizar? ¿Pienso en figuras o prefiero manejar símbolos? ¿Sentido geométrico o analítico?

¿Tengo flexibilidad en el uso de diferentes formas de pensamiento?

¿Tengo sentido estético ante la obra intelectual?

¿Me gusta analizar a fondo y en detalle o prefiero esbozar y construir estructuras globalmente?

¿Prepondera en mí el sentido lógico o avanzo a saltos, intuitivamente, dejando aparte la lógica?

¿Qué tipo de representaciones auxiliares suelo utilizar, imágenes concretas, símbolos abstractos, fórmulas, palabras escritas ... ?

¿Tengo rutinas de acción para los momentos difíciles, de desgana, de abulia, a fin de que me ayuden a salir de ellos?

¿Tengo facilidad para la introspección?

Mi pensamiento ¿anda casi siempre bajo control o a ratos anda vagando y divagando?

¿Favorezco positivamente la actividad del subconsciente? ¿Me procuro activamente su ayuda? ¿Estoy atento a los elementos que me pueda aportar?

¿Tengo tolerancia frente a otras formas de pensamiento incongruentes respecto de los míos o más bien soy rígido frente a ellas?

¿Qué es lo que más me sorprende de la forma de abordar los problemas por otros?

¿Cuáles son mis personajes favoritos, los odiosos? ¿Qué características tienen por las que me resultan así? ¿Quiénes me parece que han conseguido mejor lo que yo busco?