Púlsares
    El descubrimiento de los púlsares fue fortuito. En 1967, el grupo de Hewish en Cambridge estaba analizando variaciones de la emisión en radiofrecuencias (81.5 MHz) de fuentes astrónomicas y descubrieron una fuente que enviaba una señal inusual: pulsos de radiación cada 1.33730113 segundos con gran regularidad. Rápidamente buscaron en el cielo objetos similares y encontraron otros tres aunque los pulsos eran emitidos a intervalos diferentes. Este hecho les llevó a concluir que los púlsares (así les denominaron) eran objetos astronómicos (ver Fig.21). En la actualidad se han detectado casi 500 púlsares. Se supone que estos objetos son estrellas de neutrones que poseen fuertes campo magnéticos con intensidades típicas de 100 millones de Teslas. Esta intensidad es el equivalente a 2 billones y medio el campo magnético  terrestre (el que es capaz de mover la aguja de una brújula en cualquier punto de la Tierra). El eje magnético de las estrellas de neutrones puede no coincidir con el eje de rotación, de manera que, al rotar la estrella vemos sucesivamente primero un polo y luego el otro, como si se tratara de un faro. Las partículas cercanas a  los polos magnéticos de la estrella emiten radiación que es sólo visible cuando el polo también lo es. Como consecuencia, la radiación de la estrella aparece ``pulsada''. Las estrellas de neutrones en las que el eje magnético y el de rotación estén alineados no presentarán variaciones periódicas. Las estrellas de neutrones que no tengan suficientes partículas atrapadas en su magnetosfera no radiarán en los polos magnéticos. Por tanto, ninguno de estos objetos será un púlsar. 

     En 1982, el desarrollo de la instrumentación astronómica, permitió detectar un púlsar, PSR1937+21, con un periodo de 1.558 milisegundos!. Si aplicamos a este objeto el modelo del ``faro'' la estrella de neutrones que genera esta señal debe estar rotando a velocidades cercanas a la de la luz y por tanto, a punto de disgregarse por la acción de la fuerza centrífuga!. 
     

    Figura 21: Imagen del Pulsar de la nebulosa del Cangrejo y, debajo, de sus variaciones.


     

    Figura 22: Imagen de una nebulosa oscura sobre un campo estelar galáctico. Las estrellas aparecen enrojecidas, pero todavía visibles, en los bordes. En el centro de la nube la opacidad es tan alta como para impedir ver las estrellas de fondo