El vapor de agua es abundante en las nubes densas en las que
se forman las estrellas. Los chorros de gas a alta velocidad espelidos
por las estrellas durante su formación, generan ondas de choque
en las nubes, de igual manera que un avión moviéndose
a velocidades supersónicas genera ondas de choque en la atmósfera
de la Tierra. Estos choques comprimen y calientan el hidrógeno
y el óxigeno, ambos muy abundantes, y proporciona energía
suficiente como para formar la molécula de agua (H2O).
El satélite ISO
(Infrared Space Observatory) ha observado como se produce este proceso
en Orión y Sagitario, donde las placentas estelares se convierten
en gigantescas factorías de agua. La existencia de hielo en
las nebulosas densas de la galaxia es conocida desde mediados de este
siglo. Los cristales de hielo forman un caparazón alrededor
de los núcleos de grafito o silicatos de los granos de polvo
del medio interestelar. El hielo es también un constituyente
esencial de los cometas que se podrían llegar a describir como
``inmensas bolas de nieve sucia''. Por tanto, es también de
esperar que en aquellos lugares en los que caigan frecuentemente cometas
o polvo interestelar haya vapor de agua o hielo. En Agosto de 1997,
el Mars Pathfinder, una sonda sobre la superficie marciana, tomaba
esta fotografía de la atmósfera en la que se pueden
ver algunas nubes con hielo (ver Fig. 28).
![]() El satélite ISO ha detectado también grandes cantidades de agua en estado líquido en la parte alta de las atmósferas de los planetas gigantes del Sistema Solar. Este descubrimiento fue totalmente inesperado e implica que estos planetas reciben continuamente una ducha de polvo interplanetario que es rico en hielo. Quizás el descubrimiento más significativo haya sido la detección de agua en Titán (la mayor Luna de Saturno). La Agencia Espacial Europea y la NASA enviaron en 1997 la sonda Cassini-Huygens que llegará a Titan en el 2004, cartografiará su superficie y determinará sus condiciones ambientales; es posible que este satélite sea simplemente demasiado frío como para generar la vida. De hecho, el estudio de Titán permitirá estudiar los procesos de química orgánica que tuvo lugar en las primeras edades de la Tierra (ver Fig. 29).
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