Conexión disco-chorro: 
    Los motores más potentes del Universo
     Durante toda la historia de la Astronomía se ha trabajado con esferas. En un principio, la utilización de la esfera como geometría de referencia surge de la Escuela Pitagórica y de su atractivo matemático por la sencillez de su figura. Desde el punto de vista físico la esfera representa la geometría que toma, en equilibrio, un cuerpo sometido a la fuerza de la gravedad y la presión. Sin embargo, como ya hemos visto, hay una tercera componente a tener en cuenta: la rotación. 

     La figura en equilibro de un cuerpo rotante no es una esfera sino un elipsoide de revolución y, de hecho, las estrellas son elipsoides más o menos aplanados dependiendo de la rotación. La rotación desempeña una papel singular durante la evolución estelar. En la formación tiene que ser posible transportar o almacenar rotación en estructuras colaterales para permitir que prosiga la contracción gravitacional. Al final de la evolución, esta rotación condiciona la facilidad con la que es expulsada la atmósfera cuando se acaba el combustible nuclear. Además la rotación es significativa en todos los procesos que implican el acrecimiento de un objeto astronómico. Por ejemplo, el material que cae dentro de un agujero negro (tanto de tamaño estelar como galáctico) permanece un largo periodo orbitando alrededor del agujero hasta que gran parte de su rotación es transferida a otras escalas y llega a una velocidad de rotación similar a la del agujero. Este proceso se repite cuando el material cae dentro de objetos menos compactos como estrellas de neutrones o enanas blancas. En la mayor parte de los casos mencionados, el material permanece estacionado en un disco (disco de acrecimiento) hasta que puede ser finalmente ser transferido a la fuente de campo gravitacional (estrella en formación, enana blanca, estrella de neutrones, agujero negro). 

     Todos estos sistemas tienen también otra característica en común: producen espectaculares eyecciones de gas. Chorros de gas a alta velocidad son emitidos por los quásares, las radiogalaxias, las galaxias activas (todos ellos objetos que se supone poseen un agujero negro en su núcleo), por las estrellas jóvenes, por los micro-quásares, las binarias cataclísmicas (sistemas binarios en los que una componente es una estrella enana blanca que recibe masa de una compañera gigante roja). La energía mecánica que transportan estos chorros de gas es inmensa. A modo de ejemplo, si transformáramos toda la energía nuclear generada por el Sol, en energía mecánica capaz de mover el émbolo de un gigantesco pistón, la energía mecánica obtenida de esta manera es inferior o comparable a la de los chorros de gas generados de forma natural por una estrella durante su formación.