Las galaxias que se observan hoy en día dentro de un supercúmulo
dado, debieron formarse dentro del supercúmulo puesto que su velocidad
no es lo suficientemente grande como para cruzarlo y abandonarlo en los
14.000 millones de años que suponemos que tiene el Universo. Por
tanto, los filamentos e inmensos vacíos que observamos en la actualidad
son un resto fósil de cómo estaba distribuída la materia
en los orígenes del Universo. La sóla existencia de estas
estructuras indica que en el origen del Universo debió haber algún
tipo de fluctuaciones que ayudaron a concentrar la materia en ciertas regiones
y a evacuarla de otras. En 1991 el satélite COBE
encontraba también anisotropías intrínsecas en la
radiación de fondo: no proviene la misma intensidad de radiación
de todas las regiones del Universo sino que hay pequeñas anisotropías
(de 1 parte en 100,000) compatibles con las encontradas en la distribución
de las galaxias (ver Figura 6).
Figura 6: La figura muestra dos imagenes del fondo
de radiacion en micro-ondas que baña el Universo. La derecha y la
izquierda corresponden a la estructura de este fondo cuando se mira el
Universo por encima y por debajo del plano de la Galaxia, respectivamente.
Las imagenes se obtuvieron a partir de datos del satelite COBE. Los datos
de COBE fueron tratados matematicamente para eliminar la contribucion de
todas las estructuras astronómicas conocidas (como por ejemplo nuestra
Galaxia) a la radiación de micro-ondas. Las irregularidades que
se observan en las imagenes (zonas más brillantes y zonas oscuras)
están asociadas con la existencia de anisotropías en la radiación
de fondo del Universo.
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