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Las dos grandes teorías físicas
elaboradas en la primera mitad de este siglo: la relatividad general
y la mecánica cuántica han colaborado de forma fundamental
a nuestra compresión sobre cómo se formó el Universo.
Sin embargo los grandes descubrimientos observacionales, realizados a veces
de manera fortuita, han marcado el ritmo al que se ha ido adquiriendo este
conocimiento. La detección del desplazamiento al rojo de las galaxias
llevó a un modelo de Universo en expansión confirmado por
la detección de la radiación de fondo: una débil radiación
en el rango de las micro-ondas que ilumina todo el Universo. La detección
de grandes estructuras con tamaños característicos de 330
millones de años-luz indica la existencia de perturbaciones en el
origen del Universo que fueron las responsables de la existencia de las
agrupaciones de materia observadas hoy en día. El paradigma de la
existencia de más materia que la visible: la llamada materia oscura,
surgió también de la necesidad de reproducir las características
geométricas del Universo actual.
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